Esta teoría está basada en la creencia de que los diferentes hemisferios cerebrales se encargan de tareas distintas y no actúan de manera unitaria (el derecho, de las artísticas y creativas, y el izquierdo, de la lógica y las matemáticas). La lateralidad cruzada implicaría que la prevalencia de uno de los dos hemisferios no estaría bien definida en su correspondencia ojo, mano y pie, y esto originaría problemas de rendimiento escolar. Para solucionarlo se llevan a cabo terapias psicomotoras como juegos de motricidad y de mesa con ejercicios personalizados según cada niño. En primer lugar, como explicamos en BuenaVida, el cerebro funciona "como un todo, debido a la constante transferencia de información de un hemisferio al otro", según Francisco Mora, doctor en Medicina por la Universidad de Granada y doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford. La lateralidad cruzada es similar a ser ambidiestro, algo que la ciencia no considera como un problema. Ferrero, quien también publicó un estudio en la revista PLOS ONE sobre esta línea de trabajo, comenta que "la lateralidad cruzada jamás explica dificultades en el aprendizaje porque no existe relación entre los problemas de lectura, matemáticas o escritura y la lateralidad cruzada.
El método de la estimulación temprana, también conocido como patterning (modelado), un método creado en la década de los 60 por Glenn Dorman, fundador de los institutos para el Logro del Potencial Humano (que se describe como una organización sin ánimo de lucro que proporciona programas de enseñanza), consiste en la aplicación intensiva de una serie de ejercicios físicos para estimular las áreas del cerebro responsables de las discapacidades como la parálisis cerebral , y originalmente se vendió como una cura para estas discapacidades que llegaba a costar sumas de dinero que podrían superar los 100.000 euros. "Esta teoría no se sustenta en estudios científicos, sino en experiencias aisladas, y ha sido criticada por la comunidad científica", afirma Ferrero. La Academia Americana de Pediatría (AAP) publicó una revisión de estudios en 1999, que posteriormente se reafirmó 2006, en la que asegura que se trata de un método sin fundamento basado en teorías anticuadas y simplificadas, y que nos hay afirmaciones científicas que lo respalden.
Estimulación del cerebro con auriculares, a mediados del siglo XX, el otorrino francés Alfred Tomatis desarrolló un aparato al que denominó "oído electrónico", que funciona de forma similar a un reproductor de música —emite piezas clásicas y voces a distintas frecuencias—, y que se vende como beneficioso para la educación de los niños con dislexia, autismo, depresión, trastornos de aprendizaje o esquizofrenia. A pesar de que algunas melodías pueden ayudar a estimular la inteligencia de los alumnos —según Tomatis, las de Mozart—, como ocurre con los métodos anteriores, "tampoco existe evidencia ni rigor científico que respalden este estilo de enseñanza", asegura José Ramón Alonso, catedrático de Neurobiología de la Universidad de Salamanca.
Aprender a leer y a escribir de manera intuitiva este método, que consiste en dejar a los más pequeños que aprendan a leer y a escribir de forma intuitiva y por su cuenta, es una idea que se repite en algunos centros de pedagogías alternativas como los Waldorf. "Hay docentes que prefieren usar herramientas como los juegos de memoria para enseñar a los niños a leer. Esto puede ayudarles a distinguir entre palabras distintas, pero causarles problemas cuando se escriban de forma similar", aclara Ferrero. Este sistema "es más cómodo y fácil para el docente, que no tendrá que centrarse en las dificultades que supone enseñar el abecedario a los alumnos y probablemente ni siquiera los evalúe", concluye Ferrero.
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